Mi Vida con Gente Caracol
Provengo de la antigua familia de Caracoles, Hélix
Aspersa, de la línea máxima, originarios del Occidente de Europa, pero
contrario a mis ancestros yo soy colombiano y esta es mi historia.
Mi etapa de neonato e infante
trascurrieron en calma, en una finca del cauca cuando días después de cumplir
los 4 meses, sentí un sueño terrible, pensé que era por la celebración que
habíamos tenido con los otros caracoles, mis amigos decían sentirse igual,
todos comentábamos nuestros síntomas sin
salir mucho de la concha porque estaba haciendo mucho frio.
Cuando nos llamaron a una reunión
con los ancianos del heliciario, quienes con cara de alegría nos dijeron que debíamos prepararnos para
hibernar durante no menos de 30 soles, que esto facilitaría nuestra madurez
sexual y cuando regresáramos seriamos mayores y nuestras conchas estarían
decoradas con el ansiado reborde.
Cuando muy preocupados les
preguntamos si era seguro… y que debíamos hacer, ellos simplemente mostraron
levemente su rádula y contesto el más anciano poniendo su barba sobre mi
concha…
Solo los más fuertes volverán,
ahora dispónganse a dormir y así fue, todos salimos con nuestros ojos mirando
al piso, pensando que debíamos abandonar nuestras colonia para madurar, nos
separamos en la esquina del maní forrajero, nos despedimos y cada caracol
siguió hacia su col como decía mi abuela Rita. Mientras pensaba en ella, me
seguí deslizando, moviéndome más lento que de costumbre hasta que llegue a mi
colonia, nadie parecía interesado ni preocupados, todos estaban entretenidos en
sus labores, así que muy obediente decidí seguir el consejo de los sabios
ancianos, me dispuse a dormir en mi hoja preferida a esperar la famosa
hibernación.
No sé exactamente cuánto tiempo
paso, desperté un par de veces, pero mi concha está cerrada con el opérculo,
que hermoso era… había oído hablar de él, pero este era mi primero, había un
ambiente tan cómodo que me venció el sueño y seguí hibernando, hasta que el
hambre me lo permitió, desperté con un sobresalto y solo podía pensar en comer,
así que me dirigí al alimento lo más rápido que me permitió mi asperezado
cuerpo, sin recordar tan siquiera mi reborde… era tan inexperto… tiempo aquellos, todo un juvenil….
Ya en el comedero note que hacían
falta algunos de mis compañeros de juego y otros que habían despertado antes,
estaban alardeando su concha… claro el reborde recordé! Y comencé a recorrerlo
con mi boca, raspando con la rádula los restos de opérculo que habían quedado
pegados en el borde. Cuando sentí una gran mano que me sacaba y me ponía en una
cajita plástica junto con otros once caracoles , a algunos los conocía de vista;
a otros no, pero como no soy nada tímido, me acerque a saludar.
¡Hola, soy Otto Caracol!, les
dije… acercándome para poder tocarlos con mi cuerpo y así conocernos, después de un largo reconocimiento entre baba y charla nos volvimos a dormir al arrullo del carro. Tras un largo recorrido sentimos un cambio en el ambiente, saque la punta de un ojo... para darme cuenta que estábamos cambiando de mano, no podía ver mas desde mi posición, tuvimos un poco mas de movimiento hasta que por fin se abrió la caja, se hizo mas fresco y comenzaron a caer unas diminutas gotas de agua que no pudimos resistir... estiramos nuestros cuerpos lo mas que pudimos para recibir y beber el preciado liquido.
En pleno baño, Eta Caracola, una de mis compañeras de caja se dio cuenta que junto nuestro había otra caja con once caracoles mas, que estaban bebiendo el agua, estábamos a punto de saludarnos, cuando escuchamos unos sonidos... de ese lenguaje no tan desconocido para mi, por que cuando aun era un alevin me embelesaba mirando a los humanos comunicarse y aprendí a comprender gran parte de su lenguaje, pero creía que no podía comunicarme con ellos por que no daban muestras de comprenderme... pero en este caso sentí diferente, era como si esos humanos realmente esperaran una respuesta de nuestra parte, así que avance lentamente sobre mi pie hacia ellos, para escucharles decir "Bienvenidos a Gente Caracol"... no sabia bien que significaban estos sonidos, pero después de un viaje tan largo fue gratificante escucharlos, termine de acercarme y estire mi cuerpo para ver si alcanzaba a trepar sobre alguno de estos humanos y al parecer fue tan obvio mi interés que uno de ellos me levanto cuidadosamente de la concha y me puso sobre su mano... "Bienvenido a Gente Caracol" repitió... "están aquí para enseñarnos acerca de su vida y comportamiento"... seguí sin comprender los sonidos, pero al sentir la energía de estos seres supe que estábamos en casa... pronto descubriría la mejor forma de comunicarme.
K