viernes, 6 de julio de 2012

Mi vida con Gente Caracol




Mi Vida con Gente Caracol

Provengo de la antigua familia de Caracoles, Hélix Aspersa, de la línea máxima, originarios del Occidente de Europa, pero contrario a mis ancestros yo soy colombiano y esta es mi historia.
Mi etapa de neonato e infante trascurrieron en calma, en una finca del cauca cuando días después de cumplir los 4 meses, sentí un sueño terrible, pensé que era por la celebración que habíamos tenido con los otros caracoles, mis amigos decían sentirse igual, todos comentábamos nuestros síntomas  sin salir mucho de la concha porque estaba haciendo mucho frio.
Cuando nos llamaron a una reunión con los ancianos del heliciario, quienes con cara de alegría  nos dijeron que debíamos prepararnos para hibernar durante no menos de 30 soles, que esto facilitaría nuestra madurez sexual y cuando regresáramos seriamos mayores y nuestras conchas estarían decoradas con el ansiado reborde.
Cuando muy preocupados les preguntamos si era seguro… y que debíamos hacer, ellos simplemente mostraron levemente su rádula y contesto el más anciano poniendo su barba sobre mi concha…
Solo los más fuertes volverán, ahora dispónganse a dormir y así fue, todos salimos con nuestros ojos mirando al piso, pensando que debíamos abandonar nuestras colonia para madurar, nos separamos en la esquina del maní forrajero, nos despedimos y cada caracol siguió hacia su col como decía mi abuela Rita. Mientras pensaba en ella, me seguí deslizando, moviéndome más lento que de costumbre hasta que llegue a mi colonia, nadie parecía interesado ni preocupados, todos estaban entretenidos en sus labores, así que muy obediente decidí seguir el consejo de los sabios ancianos, me dispuse a dormir en mi hoja preferida a esperar la famosa hibernación.
No sé exactamente cuánto tiempo paso, desperté un par de veces, pero mi concha está cerrada con el opérculo, que hermoso era… había oído hablar de él, pero este era mi primero, había un ambiente tan cómodo que me venció el sueño y seguí hibernando, hasta que el hambre me lo permitió, desperté con un sobresalto y solo podía pensar en comer, así que me dirigí al alimento lo más rápido que me permitió mi asperezado cuerpo, sin recordar tan siquiera mi reborde… era tan  inexperto… tiempo aquellos, todo un juvenil….
Ya en el comedero note que hacían falta algunos de mis compañeros de juego y otros que habían despertado antes, estaban alardeando su concha… claro el reborde recordé! Y comencé a recorrerlo con mi boca, raspando con la rádula los restos de opérculo que habían quedado pegados en el borde. Cuando sentí una gran mano que me sacaba y me ponía en una cajita plástica junto con otros once caracoles , a algunos los conocía de vista; a otros no, pero como no soy nada tímido, me acerque a saludar.
¡Hola, soy Otto Caracol!, les dije… acercándome para poder tocarlos con mi cuerpo y así conocernos, después de un largo reconocimiento entre baba y charla nos volvimos a dormir al arrullo del carro. Tras un largo recorrido sentimos un cambio en el ambiente, saque la punta de un ojo... para darme cuenta que estábamos cambiando de mano, no podía ver mas desde mi posición, tuvimos un poco mas de movimiento hasta que por fin se abrió la caja, se hizo mas fresco y comenzaron a caer unas diminutas gotas de agua que no pudimos resistir... estiramos nuestros cuerpos lo mas que pudimos para recibir y beber el preciado liquido.

En pleno baño, Eta Caracola, una de mis compañeras de caja se dio cuenta que junto nuestro había otra caja con once caracoles mas, que estaban bebiendo el agua, estábamos a punto de saludarnos, cuando escuchamos unos sonidos... de ese lenguaje no tan desconocido para mi, por que cuando aun era un alevin me embelesaba mirando a los humanos comunicarse y aprendí a comprender gran parte de su lenguaje, pero creía que no podía comunicarme con ellos por que no daban muestras de comprenderme... pero en este caso sentí diferente, era como si esos humanos realmente esperaran una respuesta de nuestra parte, así que avance lentamente sobre mi pie hacia ellos, para escucharles decir "Bienvenidos a Gente Caracol"... no sabia bien que significaban estos sonidos, pero después de un viaje tan largo fue gratificante escucharlos, termine de acercarme y estire mi cuerpo para ver si alcanzaba a trepar sobre alguno de estos humanos y al parecer fue tan obvio mi interés que uno de ellos me levanto cuidadosamente de la concha y me puso sobre su mano... "Bienvenido a Gente Caracol" repitió... "están aquí para enseñarnos acerca de su vida y comportamiento"... seguí sin comprender los sonidos, pero al sentir la energía de estos seres supe que estábamos en casa... pronto descubriría la mejor forma de comunicarme.

K